¿Era previsible que algo tan positivo como el hecho de tener vacunas contra el Covid-19 pudiera ser causante de ansiedad?
Inicialmente no.
Pero el caso es que la incertidumbre que está generando la vacunación está causando ya ansiedad en una gran parte de la población.
Esta relación entre vacuna Covid-19 y ansiedad parece ir claramente al alza.
¿Cómo puede ser que algo teóricamente bueno genere ansiedad?
La ansiedad está provocada por la incertidumbre que las vacunas están generando en la población.
¿Habrá vacunas?
¿Será factible utilizarlas pronto?
¿Serán seguras?
¿Serán efectivas?
Si hay tantos laboratorios haciendo vacunas ¿serán unas mejores que otras?
¿Será obligatorio ponérsela?
¿Qué pasará si una mayoría de la población no se la quiere poner?
Estas y otras muchas preguntas son las que se está haciendo la población general y como, hasta ahora, no hay respuestas claras y contundentes, la duda, la incertidumbre, genera que reaccionemos con ansiedad.
Y cuando tengamos que tomar decisiones la ansiedad irá en aumento.
Diferentes noticias sobre las vacunas
Hace escasos días, el 10 de noviembre, aparecía la primera noticia del laboratorio Pfizer sobre su vacuna.
Se indicaba lo siguiente: “La compañía ha comunicado datos preliminares extraídos del ensayo clínico en fase III que todavía sigue su curso. Los resultados resultan prometedores con un 90% de eficacia vacunal”.
En ese momento todo fue gozo y alegría.
Las noticias posteriormente oscurecían un poco el ambiente, porque la forma de almacenar y conservar la vacuna complicaba su distribución.
La OMS, el 12 de noviembre, advertía que ningún país estaba capacitado para el almacenamiento de la vacuna de Pfizer.
A los pocos días de nuevo noticias positivas. Esta vez de otro laboratorio. Era la farmacéutica Moderna la que el día 16 de noviembre anunciaba que “la efectividad de su vacuna se acerca al 94,5%. Más que la de Pfizer”.
Pero claro, Pfizer, sólo dos días después, el 18 de noviembre, indica que, tras completar sus ensayos clínicos, su vacuna demuestra una eficacia del 95%. Esta noticia debería ser aún más buena, pero ya nos genera desconfianza más que alegría. ¿en sólo 6 días han aumentado en 5 puntos el porcentaje de eficacia?
La noticia de ayer, 25 de noviembre, era de nuevo oscura.
El CEO del laboratorio Merck afirma que “prometer una vacuna contra el Covid-19 para fines del 2020 es un daño grave”. Pone ejemplos sobre la lentitud en la consecución de vacunas seguras en otras enfermedades, o sobre el hecho de no disponer de ellas en algunas enfermedades, pese a los múltiples estudios, como ocurre con el VIH.

¿Quién se pone la vacuna?
Las vacunas en España no son obligatorias.
Sin embargo, afortunadamente, el 95% de los niños menores de 2 años tienen puestas las vacunas del calendario vacunal infantil español, a pesar de la absoluta irresponsabilidad de los movimientos antivacunas, cada vez más activos en sus campañas
Pero estamos hablando de vacunas seguras y que han logrado un control absoluto de las enfermedades para las que están desarrolladas.
¿Qué va a pasar con la vacuna del Covid-19?
Lógicamente tampoco podría ser obligatoria.
Pero el porcentaje de personas vacunadas para conseguir una inmunidad colectiva contra una enfermedad tiene que ser muy elevado. Es variable con cada enfermedad, pero, por ejemplo, según datos de la OMS, para lograr la inmunidad colectiva contra el sarampión es necesario vacunar aproximadamente al 95% de la población. En el caso de la poliomielitis el umbral está en torno al 80%.
Si la vacuna no es aún muy segura todos querremos que sean otros los que se vacunen primero y así conseguir la inmunidad colectiva sin exponernos.
Pero nos mantendremos en la incertidumbre que genera la opción de enfermar por virus o arriesgarnos con las vacunas.
La presión social y la obligatoriedad moral, ante nosotros mismos y ante nuestros seres queridos, provocará el mantenimiento de la relación vacuna Covid-19 y ansiedad.
Estaremos alimentando la ansiedad.
Indicaciones precisas
Como indicaba al inicio, la incertidumbre y el miedo son dos de las causas más frecuentes de la ansiedad.
Para evitar esta incertidumbre en torno a las vacunas y que esta relación vacuna Covid-19 y ansiedad se desarrolle, deberemos disponer de informaciones e indicaciones claras y precias.
Tendremos que saber quién, cuándo y cómo vacunarnos.
Deberemos tener información completa sobre la seguridad de las vacunas.
Tendremos que conocer su eficacia.
Aun así, a pesar de los grandes esfuerzos que se están haciendo por conseguir vacunas eficaces en un tiempo récord, su seguridad no podrá ser la misma que la que tenemos con otras vacunas mundialmente utilizadas desde hace muchos años. Esto va a estar siempre presente, como fuente de ansiedad, a la hora de la vacunación.

Vacuna Covid-19 y ansiedad
Suficiente ansiedad está provocando ya el Covid-19 en la población general como para exponernos a una elevación de los niveles de ansiedad por el temor a la vacunación.
Por lo tanto, deberemos exigir a nuestros gestores que INFORMEN.
Que informen sobre la seguridad de la vacuna, sobre la eficacia y sobre la necesidad de realizar una vacunación global a la población mundial.
Sólo la información va a poder ser el antídoto contra la incertidumbre y la vacuna contra la ansiedad.
