Déficit de psiquiatras en España: Un problema de difícil solución

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Dr. Enrique Gómez-Alvarez Salinas

Psiquiatras en España

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Es un hecho que existe un déficit de psiquiatras en España.

También es un hecho que el número de psiquiatras ha aumentado en los últimos años, pero no de forma suficiente. Más bien de forma muy insuficiente.

Ha aumentado, sí.

En 2016 había en España 4.862 psiquiatras por los 2.728 que había en el año 2005.

Sin embargo, a pesar de este aumento de psiquiatras en España contabilizado en 2016, sólo había 10,54 psiquiatras por 100.000 habitantes.

Mientras tanto, en Alemania, también en 2016, había 27,38 psiquiatras por 100.000 habitantes (casi el triple que nosotros), en Grecia 25,46 y en Países Bajos 23,47, según datos de Eurostat a los que puedes acceder pinchando aquí.

Dentro de la Unión Europea sólo estábamos por delante de Polonia, Malta y Bulgaria.

Aun así, en los países donde hay más psiquiatras, como Alemania, también consideran que el número de psiquiatras es considerablemente menor del que deberían tener para ofrecer una adecuada calidad asistencial.

Según fuentes del Ministerio de Sanidad, el número de psiquiatras en España en el año 2018 era todavía más bajo. Había pasado a ser de 4.240 (en 2016 había 4.862, con una leve subida en 2017 hasta 4.909), señalándose, además, unos datos aún más preocupantes: El 47,2% de los psiquiatras tenía más de 50 años y el 19,4% más de 60 años, es decir, en edad muy próxima a la jubilación.

La oferta de plazas MIR para formación de psiquiatras en España era en la convocatoria de 2021 de 288. Es decir, se están formando, desde 2021, 288 psiquiatras que tendrán la especialidad terminada en 2024.

En 2023 sí se produjo un aumento de la convocatoria de plazas MIR en psiquiatría hasta un total de 332. De ellas 312 eran para psiquiatría de adultos y 20 plazas de Psiquiatría Infantil (que es una nueva especialidad cuya formación comenzó hace sólo 2 años). Este incremento de plazas es, en todo caso, irrisorio para el problema que nos acucia.

Para dar todavía menos valor a ese aumento irrisorio de plazas MIR en 2023 hay que tener en cuenta que en 2022 se convocaron 296 plazas de psiquiatría de adultos, pero 14 de los médicos que habían escogido psiquiatría renunciaron a su plaza al poco de incorporarse a su puesto de trabajo.

Son sólo ligeros aumentos en el número de plazas MIR de psiquiatría que no cubren la gran necesidad actual y la tendencia a futuro.

Por poner un ejemplo claro y conciso, en el año 1992, año en el que yo comencé mi especialidad en Huelva, se ofertaron allí 2 plazas MIR de psiquiatría, las mismas 2 plazas que se han convocado este año 2023 en el mismo hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva. Y no hay ninguna oferta en ese hospital para la formación de psiquiatría infantil.

Valorando estos números y partiendo del importante déficit de psiquiatras en España, cuantificado por la tasa psiquiatras por 100.000 habitantes, no hay previsión de que este problema se vaya a resolver en los próximos años.

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Foto Enrique Gómez Álvarez Salinas

¿Cuál es la causa del déficit de psiquiatras en España?

En primer lugar, tenemos que valorar que los psiquiatras somos médicos y hay un gran déficit de médicos en España.

En segundo lugar, debemos que tener que cuenta que la necesidad específica de psiquiatras ha aumentado de forma exponencial en los últimos años.

En tercer lugar, las inadecuadas condiciones de trabajo de los médicos en general y de los psiquiatras en particular que se están dando en España hacen que muchos profesionales emigren a otros países, fundamentalmente de la Unión Europea.

1- Causas del déficit de médicos en España

Durante los años 70 del siglo pasado se produjo un espectacular aumento de estudiantes de medicina. No existía un “númerus clausus” (número de estudiantes limitados para cada facultad de medicina) lo que permitía que el número de estudiantes que accedían a medicina fuera brutal. El número de alumnos matriculados por curso en la facultad de medicina de Sevilla superaba los 1.000, y así en todas las facultades de España.

Según el INE, durante los primeros años 80, el número de médicos colegiados en España aumentaba cada año en unos 10.000 colegiados (de 86.253 en 1980 a 115.251 en 1983)

Esto conllevó que a finales de los 70 y durante los años 80 la “bolsa de médicos de paro” en España fuese increíblemente alta.

Y ese fantasma del pasado sigue activo en el presente, con miedo a que, de nuevo, la bolsa de médicos en paro se dispare.

En el año 1979 (precisamente el año de mi ingreso en medicina) se inició el numerus clausus para entrar en la facultad de medicina. Concretamente en Sevilla se limitó el número de ingreso de estudiantes de medicina hasta 420 alumnos.

Esto provocó que, desde el año 1985 (fecha de finalización de la carrera de medicina de los alumnos que empezamos en 1979), el número de médicos que finalizaban sus estudios por año en España se redujese hasta unos 4.300 al año.

Esta cifra se mantuvo prácticamente estable hasta el año 2006.

Un número estable y reducido de médicos cada año que permitió se fuese “limpiando” de forma progresiva la bolsa de médicos en paro.

Pero, en estos años la población de España aumentó en casi 10 millones de habitantes (37,742 millones de habitantes en 1986 por 46,658 millones en 2018), lo cual generó una necesidad mayor de médicos activos.

Además, se fue creando una estructura cada vez mejor de Atención Primaria y de Atención especializada, estableciéndose una red sanitaria muy funcional, pero que precisa para su óptimo mantenimiento de un número elevado de médicos de familia y de médicos especializados en otras materias.

A partir de 2006 sí ha existido un aumento del número de plazas de acceso a Medicina en España. Pero, no suficiente para resolver los problemas.

Aumentó el número de facultades públicas de medicina (facultades en más ciudades españolas). A pesar de que el número de plazas en algunas facultades se redujo (en Sevilla, por ejemplo, en 1979 se convocaron 420 plazas y en 2021 fueron 291), la suma de todas provocó un aumento de plazas en universidades públicas.

A ellas se sumó un número creciente de plazas de medicina en universidades privadas distribuidas por diferentes zonas de España.

Así en el año 2020 entre universidades públicas y privadas se convocaron 7.264 plazas de Medicina en España (partíamos de una media de 4.300 al año desde 1979 a 2006). De ellas fueron 5.753 plazas en universidades públicas y 1.511 en universidades privadas.

En el curso 2021-2022 más de 60.000 estudiantes solicitaron estudiar medicina como primera opción para las 5.753 plazas que volvía a ofertar la universidad pública en España. Cómo aumentó algo el número de plazas en universidades privadas (1.614) se llegó a un total de oferta de plazas de medicina de 7.367 en 2021.

Qué significan todos estos datos, pues que el cuello de botella para el acceso a medicina, que comenzó en el año 1979 con la instauración del número clausus, consiguió una estabilidad en el número de médicos formados en España y acabó con la bolsa de paro, pero, al no haberse ajustado la oferta en relación a la demanda y, teniendo en cuenta que, en estos últimos años y en los próximos cercanos, un enorme número de médicos se ha jubilado y se va a jubilar (todos esos que accedieron a Medicina en los años 70), el panorama no es muy alentador.

2- Aumento de la necesidad específica de psiquiatras

En psiquiatría el problema es mayor.

En los últimos 40 años ha cambiado radicalmente la actividad del psiquiatra, aumentando brutalmente el número de usuarios (pacientes) que buscan su servicio.

En 1986 se aprobó la Ley General de Sanidad que conllevó el proceso de reforma psiquiátrica que ponía fin a los “manicomios”.

Hasta poco antes los psiquiatras prácticamente sólo trabajaban en los manicomios, por tanto, con una población a atender muy limitada y específica.

Poco a poco, los psiquiatras fueron saliendo de su bunker y la psiquiatría se fue integrando junto a la Atención Primaria con la constitución de los Equipos de Salud Mental Comunitaria.

Se mantuvieron, además, las unidades de ingreso de pacientes con enfermedad psiquiátrica aguda, pero integrados en la red hospitalaria de la seguridad social.

Los pacientes, también poco a poco, fueron aceptando el hecho de poder acudir a consultas de psiquiatría sin temor a ser “mal vistos por los demás” y, actualmente, la demanda de atención psiquiátrica por la generalidad de la población es enorme.

El nivel de estrés en el que nos movemos en la vida cotidiana ha conllevado el desarrollo múltiples y muy frecuentes patologías relacionadas con la ansiedad y la depresión que han aumentado la demanda sobre manera.

Y, para colmo, la pandemia Covid19 lo ha complicado todo, con un aumento brutal de patologías fóbicas, ansiosas, depresivas y obsesivas, haciendo que la demanda de médicos psiquiatras se haya disparado exponencialmente.

Esto hace que la relación de 10,54 psiquiatras por cada 100.000 habitantes en España haya quedado como una cifra ridícula para la demanda existente, estando totalmente desbordada la psiquiatría pública (los equipos de Salud Mental), la psiquiatría de las compañías aseguradoras y la psiquiatría privada.

3- Inadecuadas condiciones de trabajo para los psiquiatras en España

Las malas condiciones de trabajo en España para los médicos especialistas es un hecho, por mucho que para la población general la imagen siga siendo la de catalogar a los médicos especialistas como personas laboralmente privilegiadas.

La sobrecarga laboral es muy intensa, con un volumen de pacientes excesivo (a pesar de lo cual no se disminuyen, en absoluto, las listas de espera), un tiempo escaso para la atención de estos pacientes, una responsabilidad laboral excepcionalmente alta, unas condiciones contractuales deficitarias (muchas veces con contratos de muy corta duración y con gran incertidumbre sobre el mantenimiento del puesto de trabajo) y una retribución salarial para nada acorde a la responsabilidad y a la formación de los profesionales.

La respuesta es que muchos médicos marchan al extranjero, con condiciones laborales mucho más favorables y, sobre todo, recuperando el respeto profesional que aquí, en muchos ámbitos de la medicina, hace mucho que se perdió.

De esta forma, al número escaso de psiquiatras en España se une el riesgo de la emigración laboral.

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Foto de Mark Williams en Unsplash

¿Existen soluciones para el déficit de psiquiatras en España?

Pues, aunque suene duro, actualmente no se vislumbra ninguna solución clara y, sobre todo, rápida.

Es necesario un aumento del número de médicos.

Pero, en el curso 2022/23 se ofertaron en España 7.445 plazas para realizar el Grado de Medicina, algo más que en los años anteriores (7.264 en 2020 y 7.367 en 2021), pero sigue siendo un número a todas luces insuficiente para la gran demanda de médicos que existe, en todas las especialidades de la medicina y en psiquiatría en particular.

Este aumento de oferta de plazas debe implicar a las universidades públicas, que deberían aumentar los recursos globales (profesores, medios de formación, …) para conseguir un aumento significativo de plazas.

Pero también, vistas las necesidades, hay que fomentar el desarrollo de Facultades de Medicina en universidades privadas, siempre con un control exhaustivo sobre la calidad de la formación y sobre los recursos necesarios para que esta formación sea óptima.

El número de plazas debería, además, ser fluctuante cada año en relación con la demanda real de profesionales de la medicina, para evitar ese temor ancestral a la bolsa enorme de médicos en paro que existía en los años 80 y 90 del siglo pasado y que tanto miedo provoca.

Paralelamente es necesario aumentar las plazas MIR para la formación de psiquiatras en España, tanto para las de psiquiatría de adulto como para las de psiquiatría infantil, de nuevo con un número fluctuante según las necesidades y proporcionando a los hospitales que realizan la formación los recursos necesarios para llevarla a cabo de forma correcta y con calidad.

No es de recibo que, como he indicado antes, por ejemplo, en Huelva el número de plazas de formación MIR de psiquiatría fuera en 1992 de 2 plazas y ahora en 2023 siga siendo de las mismas 2 plazas, con la enorme demanda que existe de psiquiatras en España.

Pero, para ofertar plazas de especialistas MIR debemos tener antes médicos que las puedan ocupar.

Y esto tendría que ponerse en marcha YA.

Aun así, si se empezara en el curso 2023/24 comenzaríamos a ver los resultados en el año 2034, ya que necesitaríamos 6 años de formación de los nuevos médicos más 4 años de especialización en psiquiatría de ellos mismos.

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Foto Enrique Gómez Álvarez Salinas

¿Qué hacer mientras tanto?

Una opción es recurrir a especialistas del extranjero, ya que no hay psiquiatras en España.

Pero, claro, si estamos criticando que se marchen fuera los médicos generales o los especialistas que formamos en España, no nos debería parecer bien tampoco aprovecharnos de los especialistas formados en otros países.

Podríamos aumentar desde ya el volumen de plazas MIR disponibles en psiquiatría y comenzar a formar a médicos generales extranjeros, pero parece una enorme falta de respeto a esos más de 60.000 estudiantes que han solicitado estudiar medicina en España como primera opción y que se han quedado sin plaza en las facultades de medicina.

Una opción a corto plazo, un parche momentáneo, sería la de facilitar a los psiquiatras que se van a jubilar en los próximos años que puedan seguir trabajando más años en los equipos de Salud Mental, pero claro, debería ser ofertando unas condiciones laborales adecuadas y acordes con la edad de los profesionales, aprovechando su gran experiencia. Lógicamente habría que incentivar suficientemente (en condiciones de trabajo y en condiciones económicas) para que estos especialistas pudiesen valorar la opción de seguir trabajando en lugar de disfrutar del merecido descanso tras una vida laboral tan activa y tan cargada de responsabilidad.

Mientras tanto, siempre esperando que se busquen soluciones a futuro para resolver el déficit de psiquiatras en España, la opción es que desde las Unidades de Salud Mental (desde las consultas de psiquiatría) se puedan priorizar las consultas más agudas, los procesos más graves, los casos más serios e importantes, y que el resto de procesos clínicos sean atendidos y controlados por la Santa Atención Primaria y por los Santos Médicos de Familia, al menos hasta que estos aguanten, porque el día que ellos revienten reventará todo el sistema.

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